El concepto del síndrome de la mujer blanca desaparecida puede extenderse para analizar el diferente tratamiento mediático y social que reciben los casos de mujeres que asesinan a sus hijos en comparación con los hombres que cometen filicidio (asesinato de un hijo por parte de uno de sus progenitores). Si bien el término se centra específicamente en la desaparición de mujeres, los principios subyacentes de sesgo mediático y la priorización de ciertas víctimas sobre otras son aplicables a este contexto.
Aquí te explico cómo se manifiesta este sesgo en los casos de filicidio:
Mujeres que cometen filicidio:
- Enfoque en la «locura» o la «enfermedad mental»: Los medios de comunicación suelen centrarse en la salud mental de la madre, buscando explicaciones psicológicas o psiquiátricas para el acto. Se utilizan términos como «depresión posparto», «psicosis», «trastorno mental» o «desequilibrio emocional» para justificar o comprender el crimen.
- Simpatía o comprensión: A menudo se busca generar empatía hacia la madre, presentándola como una víctima de circunstancias extremas o de una enfermedad mental que la llevó a cometer el acto. Se minimiza la brutalidad del crimen y se busca una narrativa que excuse o atenúe su responsabilidad.
- Menor condena social: En general, la condena social hacia las mujeres que cometen filicidio suele ser menor en comparación con la que se dirige a los hombres que cometen el mismo crimen. Se tiende a considerar que la mujer actuó bajo un estado de alteración mental o emocional, mientras que al hombre se le atribuye una mayor maldad o premeditación.
Hombres que cometen filicidio:
- Enfoque en la «maldad» o la «violencia intrínseca»: Los medios suelen presentar al hombre como un monstruo, un ser malvado o un individuo con tendencias violentas inherentes. Se enfatiza la brutalidad del acto y se busca una explicación en su personalidad o en su historial de violencia.
- Ausencia de empatía: Rara vez se busca generar empatía hacia el padre que comete filicidio. Se le considera plenamente responsable de sus actos y se le condena con mayor dureza.
- Mayor condena social: La condena social hacia los hombres que cometen filicidio es generalmente mucho mayor que la que se dirige a las mujeres. Se les considera culpables sin atenuantes y se les asocia con la imagen del «monstruo» o el «malvado».
Conexión con el síndrome de la mujer blanca desaparecida:
Al igual que en el síndrome original, en el caso del filicidio se observa una priorización de ciertas narrativas y una diferente valoración de las víctimas y los perpetradores según su género. Se aplica un doble estándar donde se busca comprender y justificar las acciones de las mujeres, mientras que se demoniza y condena sin atenuantes a los hombres.
Ejemplos:
- Casos de madres que ahogan a sus hijos pequeños suelen recibir una cobertura mediática que se centra en la posible depresión posparto o en un estado de «locura transitoria».
- Casos de padres que asesinan a sus hijos, especialmente en contextos de violencia doméstica o disputas de custodia, suelen ser presentados como actos de pura maldad o venganza.
Implicaciones:
Este sesgo en la cobertura mediática y en la percepción social del filicidio puede tener importantes consecuencias:
- Falta de comprensión de las causas subyacentes: Al centrarse en estereotipos de género, se dificulta la comprensión de las complejas causas que pueden llevar a una persona a cometer filicidio, tanto en hombres como en mujeres.
- Falta de apoyo y recursos: La estigmatización y la demonización de los hombres que cometen filicidio pueden dificultar el acceso a tratamiento y apoyo psicológico, lo que podría prevenir futuros casos.
- Perpetuación de estereotipos de género: Se refuerzan estereotipos sobre la «naturaleza maternal» de las mujeres y la «agresividad inherente» de los hombres.
En conclusión:
Si bien el síndrome de la mujer blanca desaparecida se centra en la desaparición de mujeres, sus principios de sesgo mediático y priorización de ciertas víctimas pueden extenderse al análisis del tratamiento diferencial que reciben los casos de filicidio según el género del perpetrador. Es crucial reconocer este sesgo para promover una cobertura mediática más equitativa y una mayor comprensión de las complejas causas que pueden llevar a una persona a cometer este terrible crimen.
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